La cátedra engañosa.
En las instituciones públicas los docentes que son de corte izquierdista, animados por los sindicatos y por el espíritu de pobreza que los acongoja y les hace sentir como víctimas de un estado oligarca, avasallador sientan cátedra en contra del sistema económico capitalista argumentando que hace daño al pueblo, que está en contra de los intereses de los más pobres. Oh falsedad tan extravagante. Ellos son los más dados a vivir como burgueses y en su discurso lo que aflora es su gran deseo de mostrarse liberadores, más "inteligentes" que aquellos que apoyan al gobierno de turno.
La cátedra en la que se elogia la libertad, la lucha contra la opresión, la oposición al sistema del momento tiene efectos nefastos en la sicología de los estudiantes. Ejercicios de catarsis en los que resuenan los alaridos de un dolor imaginario conllevan a un pesimismo que finalmente desemboca en la angustia existencial de unos jóvenes repletos de posibilidades a los que se les insinúa un mundo fantástico en el que viven "encerrados", atados, sin futuro. ¿Cuál es ese mundo?
Me parece además un poco curioso, y a la vez que me gustaría tener un estudio preciso de cuáles son las verdaderas razones por las que esta suerte de personajes, que se hacen llamar docentes, se mantienen trabajando para un sistema al cual detestan, para así pasar a tener un criterio mejor fundamentado y no emitir jucios sólo de conjeturas o ideas que se me ocurren.
Las grandes metas en las empresas, llámense como se quiera, se alcanzan trabajando en equipo. Esta premisa está por demás demostrada y no requiere de análisis en estas líneas. Pero he leído que estos equipos requieren de un líder, un orientador, guía, gurú... como quiera llamársele y unos principios, unos objetivos únicos, claros y definidos, unas metas que son la utopía que los impulsa a seguir. Pero veo en las instituciones educativas varias corrientes: las de los directivos y algunos maestros que se empeñan en alcanzar altos niveles educativos para los estudiantes y otro grupo de docentes pensando en pos de ellos mismos descalificando a los primeros. Mientras unos sienten al estudiante y la labore pedagógica como el eje de su accionar, los segundos están en pos de su bienestar y condiciones personales más allá de su misión, la educación.
Con esa disyuntiva el objetivo, la misión de la educación vista como un servicio social, se diluye por la falta de un compromiso general del equipo.
Me parece además un poco curioso, y a la vez que me gustaría tener un estudio preciso de cuáles son las verdaderas razones por las que esta suerte de personajes, que se hacen llamar docentes, se mantienen trabajando para un sistema al cual detestan, para así pasar a tener un criterio mejor fundamentado y no emitir jucios sólo de conjeturas o ideas que se me ocurren.
Las grandes metas en las empresas, llámense como se quiera, se alcanzan trabajando en equipo. Esta premisa está por demás demostrada y no requiere de análisis en estas líneas. Pero he leído que estos equipos requieren de un líder, un orientador, guía, gurú... como quiera llamársele y unos principios, unos objetivos únicos, claros y definidos, unas metas que son la utopía que los impulsa a seguir. Pero veo en las instituciones educativas varias corrientes: las de los directivos y algunos maestros que se empeñan en alcanzar altos niveles educativos para los estudiantes y otro grupo de docentes pensando en pos de ellos mismos descalificando a los primeros. Mientras unos sienten al estudiante y la labore pedagógica como el eje de su accionar, los segundos están en pos de su bienestar y condiciones personales más allá de su misión, la educación.
Con esa disyuntiva el objetivo, la misión de la educación vista como un servicio social, se diluye por la falta de un compromiso general del equipo.
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