Nada peor que la masa enardecida. La masa posesa por el miedo, la ira, el descontento... Es una verdadera estampida. A dónde corren, a dónde van? Ninguno sabe. Todos gritan, vociferan, corren, agitan, silban... ¿Por qué? ¿Para qué? No saben. Sólo aquéllos a quiénes les interesa el desorden, el caos, la revuelta. Sólo aquéllos que utilizan a la masa para sacar algún provecho. Los demagogos, los populistas, los "anarquistas" contra el poder que no detentan y anhelan tener para imponer sus ideas y satisfacer sus apetitos.
Pero esto es válido puesto que cada quien está en el derecho de valerse de los recursos que a bien tenga para alcanzar sus objetivos personales o, por qué no, altruistas. El punto radica en que sólo aquéllos que tienen mejor visión, mayor alcance, mejores perspectivas, que "piensan" idean las estrategias más elaboradas con el fin de obtener sus logros. ¿Quiénes piensan? ¿Cuántos lo hacen? El número no es significativo, pues está limitado a un reducido número de afortunados que pueden acceder a las mejores ofertas educativas: universidades de prestigio, con grandes mentores, de alta influencia social, económica y política.
Los afortunados que llegan a estos espacios en los que se piensa, se pule la palabra, se agudizan las capacidades son los que maquinan el aparato social, la estructura política, las tendencias económicas para que se amolden a sus expectativas. Adquieren los elementos necesarios para urdir relaciones, sistematizar procedimientos, dirigir a la masa para que apoye sus intereses.
La política y la economía, dos aspectos de la vida cotidiana que aún no sé si son lo mismo, cuál dirige a cuál, cómo están relacionadas o cuál prevalece sobre la otra, están en manos de la pequeña élite pensante. No se está en el círculo de poder del pensamiento por azar. Es una carrera de saber, de influencia, de prestigio, de mérito. No se mantienen o crean fortunas económicas con poco seso. No es posible estar en lo más encumbrado de la política si no se posee alto nivel educativo y social. En fin, sólo unos pocos, los elegidos son los que conforman el curubito del poder y, en suma son aquéllos que mejor se preparan, de mejor educación, los que piensan.
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