En la inane educación tradicional uno de los rezagos que persisten es el de hacer repetir a los estudiantes una palabra o alguna frase innumerables veces con el fin de inculcarla en la memoria o para adquirir un hábito. Es común encontrar "planas", por ejemplo en caso de que el estudiante haya escrito la palabra "aber", entonces se solía escribir una página completa con la palabra "haber", con el fin que el estudiante APRENDA que se escribe con "h".
Hasta la fecha nadie ha demostrado que este método sea útil. Lo cierto es que todavía se utiliza. Lo peor es que la escuela se ha permeado tanto de estos rudimentarios métodos que hasta los docentes los ponen en práctica a la hora de administrar y suministrar la educación.
Uno de los tantos casos en que año tras año se repiten los mismos procedimientos con los que se obtienen los mismos resultados. Es obvio que si se desea cambiar un resultado es indispensable cambiar también el procedimiento. En la ingenuidad de la educación se pretende que se logren objetivos distintos pero realizando las mismas actividades. Error. Repetir, al mejor estilo de la plana la misma acción infinidad de veces no garantiza un resultado distinto.
Cada año se escribe la meta de promoción. Se plantea como meta disminuir el porcentaje de retención en algunos puntos. Y cada año se ajusta la meta en las comisiones de evaluación porque el resultado en las aulas es el mismo: alta reprobación de las áreas. Los estudiantes no alcanzan el aprendizaje que esperan los docentes (No estoy seguro si este aprendizaje es el mismo que espera la sociedad). En la evaluación que realizan los docentes, los estudiantes no alcanzan el nivel esperado.
Queda sobre la mesa y para el análisis:
1. Los aprendizajes que plantean los docentes no son del interés de los estudiantes (sentido de pertinencia)
2. La manera como se diseñan las actividades para el logro de estos aprendizajes no es el apropiado
3. La forma como se evalúa no da real cuenta del nivel de logro de los aprendizajes.
Si deseamos que el nivel de reprobación baje en el siguiente año se tienen que:
1. Replantaear los aprendizajes que se abordan para el alcance de las competencias
2. Rediseñar la metodología de las clases
3. Cambiar el sistema de evaluación de estos aprendizajes.
4. Los tiempos que se emplean para la clase son oportunos, suficientes?
Según las competencias que se quieran potenciar es importante reflexionar si los aprendizajes, las actividades planteadas para alcanzarlas son las más pertinentes. Si la competencia a desarrollar es la pericia en la resolución de problemas, vale preguntarse si las actividades que hemos empleado o los aprendizajes expuestos para desarrollarla son las únicas o se puede acudir a otras que sean asimiladas por los estudiantes.
Es importante pensar si la metodología que se ha utilizado es la más apropiada para la temática o la más accesible a los estudiantes. Es posible implementar otra estrategia, buscar otros modos, otras formas?
La evaluación implementada es susceptible de revaluarse? ¿Habrá otras formas de constatar el nivel de adquisición de la competencia?
¿Es factible tener otro diseño del horario?
¿La semejanza en el nivel de competencia puede tomarse como criterio para la conformación de los grupos en los grados?
Estos son cuestionamientos que se tienen que abordar para no repetir la "plana", atreverse a otra dinámica de tal modo que se puedan obtener resultados distintos. Esto no significa que sean mejores, por lo menos aventuramos otra forma de hacer la tarea evitando recorrer un camino que ya bien es sabido no arroja el resultado que esperamos cada año.
La escuela es para el aprendizaje. Los docentes también tenemos que permitirnos la oportunidad de aprender. Admitir el error es sano, es impostergable asumir la responsabilidad que nos compete en el proceso y no dejar todo a la familia y al estudiante.
Hasta la fecha nadie ha demostrado que este método sea útil. Lo cierto es que todavía se utiliza. Lo peor es que la escuela se ha permeado tanto de estos rudimentarios métodos que hasta los docentes los ponen en práctica a la hora de administrar y suministrar la educación.
Uno de los tantos casos en que año tras año se repiten los mismos procedimientos con los que se obtienen los mismos resultados. Es obvio que si se desea cambiar un resultado es indispensable cambiar también el procedimiento. En la ingenuidad de la educación se pretende que se logren objetivos distintos pero realizando las mismas actividades. Error. Repetir, al mejor estilo de la plana la misma acción infinidad de veces no garantiza un resultado distinto.
Cada año se escribe la meta de promoción. Se plantea como meta disminuir el porcentaje de retención en algunos puntos. Y cada año se ajusta la meta en las comisiones de evaluación porque el resultado en las aulas es el mismo: alta reprobación de las áreas. Los estudiantes no alcanzan el aprendizaje que esperan los docentes (No estoy seguro si este aprendizaje es el mismo que espera la sociedad). En la evaluación que realizan los docentes, los estudiantes no alcanzan el nivel esperado.
Queda sobre la mesa y para el análisis:
1. Los aprendizajes que plantean los docentes no son del interés de los estudiantes (sentido de pertinencia)
2. La manera como se diseñan las actividades para el logro de estos aprendizajes no es el apropiado
3. La forma como se evalúa no da real cuenta del nivel de logro de los aprendizajes.
Si deseamos que el nivel de reprobación baje en el siguiente año se tienen que:
1. Replantaear los aprendizajes que se abordan para el alcance de las competencias
2. Rediseñar la metodología de las clases
3. Cambiar el sistema de evaluación de estos aprendizajes.
4. Los tiempos que se emplean para la clase son oportunos, suficientes?
Según las competencias que se quieran potenciar es importante reflexionar si los aprendizajes, las actividades planteadas para alcanzarlas son las más pertinentes. Si la competencia a desarrollar es la pericia en la resolución de problemas, vale preguntarse si las actividades que hemos empleado o los aprendizajes expuestos para desarrollarla son las únicas o se puede acudir a otras que sean asimiladas por los estudiantes.
Es importante pensar si la metodología que se ha utilizado es la más apropiada para la temática o la más accesible a los estudiantes. Es posible implementar otra estrategia, buscar otros modos, otras formas?
La evaluación implementada es susceptible de revaluarse? ¿Habrá otras formas de constatar el nivel de adquisición de la competencia?
¿Es factible tener otro diseño del horario?
¿La semejanza en el nivel de competencia puede tomarse como criterio para la conformación de los grupos en los grados?
Estos son cuestionamientos que se tienen que abordar para no repetir la "plana", atreverse a otra dinámica de tal modo que se puedan obtener resultados distintos. Esto no significa que sean mejores, por lo menos aventuramos otra forma de hacer la tarea evitando recorrer un camino que ya bien es sabido no arroja el resultado que esperamos cada año.
La escuela es para el aprendizaje. Los docentes también tenemos que permitirnos la oportunidad de aprender. Admitir el error es sano, es impostergable asumir la responsabilidad que nos compete en el proceso y no dejar todo a la familia y al estudiante.
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