Perder el foco, no atinar. Así es lo que sucede cuando los docentes se van lanza en ristre contra los empleados de la IPS, endilgándoles todos los errores por el mal servicio de salud. Insultan, maltratan, irrespetan, atentan contra los empleados, muestran su mala educación hacia aquéllos que son la cara, la fachada de la entidad prestadora de servicios de salud. Estas personas que atienden en los cubículos las fórmulas, asignan citas, tramitan autorizaciones, despachan los medicamentos son simples empleados con sueldos paupérrimos, que están allí tratando de ganarse la vida con su labor. Es avergonzante la manera como algunos educadores se dirigen a ellos, echándoles la culpa de los retrasos en citas, la mala formulación de medicamentos, la lentitud en las autorizaciones médicas. Ellos son los menos indicados para recibir los improperios de los docentes. Habrá que entender que los responsables de estos desaciertos en la prestación de salud están en otras esferas, en oficinas bien custodiadas, participando de las ganancias económicas que derivan del negocio de la salud.
Los dirigentes, en este caso de la Fiduprevisora y los encargados de las IPS son los verdaderos responsables del pobre servicio de la salud. No son los recepcionistas ni las personas que atienden a los usuarios.
Además de ello, lo penoso del comportamiento de los docentes frente a estas personas, su vulgaridad, su grosería, la altanería, la soberbia, el irrespeto con el que se dirigen a estos empleados. Da vergüenza los escándalos protagonizados por algunos y que son aplaudidos por los demás. No han comprendido que son parte de un engranaje y que los responsables de estas entidades se encuentran fuera del alcance del docente: en la capital, en oficinas de alto nivel, en el alto gobierno.
Por favor, respeto para con los empleados de las IPS, que sea claro nuestro título: profesores, educadores, docentes, maestros. Las reclamaciones se hacen por los canales dispuestos para ello y a las personas que toman decisiones. Ahhh, y no estorba un poco de decencia hacia el otro, aunque sea quien dirige los "malos"servicios de salud.
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