He visto en los memes de facebook uno que muestra una persona tratando de acceder a un elemento muy alto y para ello se sube sobre un montón de escaleras apiladas una sobre otra en vez de utilizar sólo una apoyada de manera que sirva para alcanzar el objeto allí subido.
Igual sucede con el campesino acostumbrado a utilizar el machete para cortar el césped. Un día le presentan una guadañadora, la cual multiplica su rendimiento y le permite ahorrar energía, pero al no saber utilizarla, ni aprender a hacerlo, continúa con el rudimentario machete. No le rinde, se cansa más, pero así se siente cómodo. Aprender exige mucho esfuerzo al principio pero aliviana la carga posteriormente. Quién se atreve a cambiar? ¿Quién se arriesga a salir de su zona de confort? Muy pocos.
Los docentes de Colombia se quejan de la carencia de recursos para adelantar la actividad. En cada uno de los paros que adelantan contra el gobierno y en reuniones de docentes, en los sindicatos insisten en la precariedad de elementos para desempeñar la labor educativa de manera efectiva y eficiente. De lo que no hablan es de su incompetencia para arriesgar nuevos métodos de trabajo, aprender a utilizar otro tipo de herramientas, actualizarse y poner en práctica nuevas metodologías e incluir otros aditamentos a la clase. No se va más allá del tablero como recurso pedagógico a sabiendas que con elementos de bajo costo y que se encuentran en los establecimientos educativos podemos adelantar clases más dinámicas, creativas, que insten a pensar a los estudiantes. Los rompecabezas, bloques lógicos, torres de hanoi, cubos de soma, tangrams, regletas, geoplanos, ábacos... y más, muchos más fáciles de adquirir, que están en los colegios en cajas, guardados, inutilizados. Los libros, la hoja para escribir (de cuenta propia, taller literario) no para replicar lo que hay en otro texto.
El problema no son los recursos, el problema lo tiene quien debería utilizarlos.
Igual sucede con el campesino acostumbrado a utilizar el machete para cortar el césped. Un día le presentan una guadañadora, la cual multiplica su rendimiento y le permite ahorrar energía, pero al no saber utilizarla, ni aprender a hacerlo, continúa con el rudimentario machete. No le rinde, se cansa más, pero así se siente cómodo. Aprender exige mucho esfuerzo al principio pero aliviana la carga posteriormente. Quién se atreve a cambiar? ¿Quién se arriesga a salir de su zona de confort? Muy pocos.
Los docentes de Colombia se quejan de la carencia de recursos para adelantar la actividad. En cada uno de los paros que adelantan contra el gobierno y en reuniones de docentes, en los sindicatos insisten en la precariedad de elementos para desempeñar la labor educativa de manera efectiva y eficiente. De lo que no hablan es de su incompetencia para arriesgar nuevos métodos de trabajo, aprender a utilizar otro tipo de herramientas, actualizarse y poner en práctica nuevas metodologías e incluir otros aditamentos a la clase. No se va más allá del tablero como recurso pedagógico a sabiendas que con elementos de bajo costo y que se encuentran en los establecimientos educativos podemos adelantar clases más dinámicas, creativas, que insten a pensar a los estudiantes. Los rompecabezas, bloques lógicos, torres de hanoi, cubos de soma, tangrams, regletas, geoplanos, ábacos... y más, muchos más fáciles de adquirir, que están en los colegios en cajas, guardados, inutilizados. Los libros, la hoja para escribir (de cuenta propia, taller literario) no para replicar lo que hay en otro texto.
El problema no son los recursos, el problema lo tiene quien debería utilizarlos.
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